Subir y bajar el Empire State Building 32 veces puede parecer una proeza al alcance solo de atletas o de gente muy preparada, pero ¿y si os dijéramos que está al alcance de cualquiera y, además, sin apenas darnos cuenta?
Pongamos un caso muy real, de alguien que forma parte de Humanimal Training, vive en un segundo piso y trabajó durante años en un tercer piso.
Entre las veces que entra y sale de casa y del trabajo al día, salen un mínimo de 10 pisos subidos y bajados a diario, redondeando por lo bajo y contando los días de descanso que no sumaba esos tres pisos laborales.
¿Y qué tiene esto que ver con el Empire State Building? Vamos a ello. El Empire State Building tiene 102 pisos. Esto quiere decir que, haciendo cuentas, esta persona, como mínimo, sube y baja el equivalente al Empire State Builiding 3 veces al mes, simplemente por entrar y salir de casa y del trabajo.
Al año, contando 11 meses, restando el mes de vacaciones, que normalmente pasaba caminando mucho más de lo habitual que el resto del año, subía y bajaba como mínimo 3.300 pisos, solo por entrar y salir de casa y del trabajo, o sea, subía y bajaba el Empire State Building unas 32 veces.
Y solo por un pequeño gesto, elegir las escaleras en lugar del ascensor, que además no toma apenas más tiempo ni esfuerzo.
Visto así, subir y bajar el Empire State Building no parece ninguna proeza, ¿no? Porque en realidad no lo es, está al alcance de cualquiera, como decíamos al principio.
Pero, al final del año, ¿creéis que no se notará ese pequeño gesto, esos muchos pocos repartidos a lo largo de todo el día, que uno puede hacer además casi sin darse cuenta?
El cuerpo, los músculos, huesos, tendones, articulaciones, el sistema cardiovascular, todo el cuerpo, ¿se habrá beneficiado o no de esos 32 Empire State Buildings subidos y bajados? ¿Será el mismo cuerpo que si no los hubiera subido?
Y esto solo durante un año. Si sumamos varios años con gestos así, pongamos 10 años de subir y bajar el Empire State Building más de 300 veces, el impacto positivo será todavía mucho mayor.
Esta es la estrategia que llamamos de los muchos pocos, gestos pequeños en apariencia, que pueden parecer poco si los analizamos de manera aislada, pero que si los repetimos con mucha frecuencia, si los integramos en nuestro día a día, significan mucho al final del año.
Hay muchos más gestos de este tipo que se pueden ir sumando para añadir más movimiento a nuestro día a día. Elegir las escaleras en lugar del ascensor es solo uno de ellos. Otro, por supuesto, es ir caminando a los sitios siempre que nos sea posible. O integrar pequeñas rutinas muy breves de movimiento que podemos hacer en cualquier lado.
Esta estrategia sirve también para esos días en que vamos cortos de tiempo, en que apenas tenemos tiempo para hacer una sesión más larga. En cualquier momento puedes, por ejemplo, agacharte e incorporarte 5 o 10 veces. Apenas toma 15 o 20 segundos. Repite eso a lo largo del día varias veces. Esto es solo una idea, las posibilidades son infinitas.
El caso es concienciarse de la importancia de esos muchos pocos, de todo ese movimiento que podemos ir sumando a nuestro día a día. Como decimos, nuestro cuerpo no espera solamente una hora de ejercicio al día, sino que espera mucho movimiento variado repartido a lo largo de todo el día.
Además de sesiones de movimiento más largas, nuestro cuerpo también espera muchos pocos, que, a medio y largo plazo, van a tener un gran impacto en nuestra salud y capacidades.