Si pesas lo mismo que hace 5 o 10 años pero eres una persona sedentaria, tu peso será el mismo, pero no tu composición corporal
La báscula te devolverá la misma cifra, pero a costa de tener más masa grasa y menos masa muscular y, como consecuencia, tus capacidades físicas y funcionales habrán empeorado, lo mismo que tu salud.
Y si pesas menos que entonces pero siendo también una persona sedentaria, habrás perdido seguro masa muscular y puede que grasa.
De los 20 a los 80 años podemos perder entre el 35-40% de nuestra masa muscular, como muestra este estudio. Hay una parte de esa pérdida que tiene que ver con el proceso natural de envejecer, pero hay otra parte que es consecuencia directa de nuestro estilo de vida, principalmente de la inactividad física y de una alimentación inadecuada (déficit de proteína), y que, por tanto, es prevenible y modificable.
El músculo no tiene simplemente una función motora o estructural en el organismo, sino que es además como un órgano endocrino más, el más grande del cuerpo humano, un órgano que interactúa con todos los demás órganos, interviniendo en la oxidación de las grasas, en la captación de glucosa y una buena sensibilidad a la insulina, en la formación de hueso, en el mantenimiento de los vasos sanguíneos, en el reciclaje celular, en el sistema inmune o en los procesos antiinflamatorios.
La proporción o ratio de masa magra (músculo) y masa grasa, especialmente la grasa visceral, la que se acumula alrededor de la zona del ombligo o barriguita, en los órganos internos, es un claro indicador de la salud de una persona.
Y tener un ratio adecuado y saludable pasa inevitablemente por moverse, por ser personas activas físicamente.
No mires simplemente la cifra que te devuelve la báscula. Si no te mueves, estás perdiendo masa muscular, y si tu masa muscular es insuficiente, estás perdiendo salud.