El ejercicio y la actividad física no solo son esenciales para preservar la salud, como medida fundamental de prevención primaria, sino que, además, implementados de forma adecuada, pueden ayudar a reducir o incluso revertir muchas de las enfermedades prevenibles de la civilización.
En el estudio científico que compartimos en este artículo, Exercise as medicine – evidence for prescribing exercise as therapy in 26 different chronic diseases, presentan la evidencia existente de que el ejercicio físico debería ser parte del tratamiento médico de 26 enfermedades crónicas diferentes, enfermedades que pueden afectar a cualquier órgano o sistema de nuestro cuerpo:
-Enfermedades psiquiátricas: depresión, ansiedad, estrés, esquizofrenia.
-Enfermedades neurológicas: demencia, Parkinson, esclerosis múltiple.
-Enfermedades metabólicas: obesidad, hiperlidemia, síndrome metabólico, síndrome de ovario poliquístico, diabetes tipo 2, diabetes tipo 1.
-Enfermedades cardiovasculares: hipertensión, enfermedad coronaria, insuficiencia cardiaca, ictus, claudicación intermitente.
-Enfermedades pulmonares o respiratorias: enfermedad pulmonar obstructiva crónica, asma, fibrosis quística.
-Trastornos musculo-esqueléticos: artrosis, osteoporosis, dolor de espalda, artritis reumatoide.
–Cáncer.
Cada caso particular, cada persona, dependiendo de su condición y circunstancias, necesitará un tipo de ejercicio o dosis determinada, pero cada vez es más evidente que el ejercicio físico debería formar parte del tratamiento de casi cualquier enfermedad.
No en vano, la falta de actividad física es una de las causas primarias de muchas de estas enfermedades crónicas, y no se puede solucionar un problema de manera efectiva si no se tratan todas la causas, el sedentarismo en este caso.
Como señalan en el estudio, «en el mundo médico, es tradicional prescribir el tratamiento basado en la evidencia que se sabe es el más efectivo y conlleva la manor cantidad de efectos secundarios o riesgos. La evidencia sugiere que, en casos determinados, el tratamiento con ejercicios es tan efectivo como el tratamiento médico y, en situaciones especiales, más efectivo o se suma a su efecto».
Un tratamiento de la enfermedad sin contemplar la actividad física adecuada a cada caso será un tratamiento incompleto. Y un tratamiento incompleto solo podrá dar resultados incompletos.
Nuestra salud, ya sea para preservarla, recuperarla o mejorarla, depende directamente de que nos movamos, de que seamos activos físicamente.