Salud intestinal y actividad física, mucho que ver

Hipócrates ya lo dijo hace unos 2.400 años, «toda enfermedad comienza en el intestino», y si bien puede ser algo exagerado, no andaba en el fondo tan desencaminado.

De hecho, actualmente hay al menos 105 enfermedades relacionadas con desórdenes en la microbiota, enfermedades que pueden afectar a cualquier órgano o sistema de nuestro organismo, como se puede ver en la infografía que compartimos abajo, sacada el artículo Exploring the human microbiome from multiple perspectives: factors altering its composition and function.

Enfermedades que pasan por ser las más comunes de nuestras sociedades modernas, entre las que se incluyen la obesidad, el síndrome metabólico, enfermedades cardiovasculares, enfermedades autoinmunes, enfermedades inflamatorias, enfermedades intestinales, enfermedades neurodegenerativas, enfermedades mentales, diabetes o cáncer.

Pero primero veamos qué es eso de la microbiota.

Muy resumidamente, podríamos decir aquello de que somos nosotros y nuestras circunstancias, y, en este caso, nuestras circunstancias son millones de microorganismos que nos habitan, bacterias, virus y hongos que residen en nuestro tracto intestinal, principalmente en nuestro colon, y que han evolucionado a lo largo de cientos de miles de años de convivencia con nosotros en un estado de simbiosis o colaboración del que nos beneficiamos ambos, nosotros y ellos.

Estos microorganismos desempeñan funciones protectoras, estructurales y metabólicas para la mucosidad intestinal. La microbiota está involucrada en las funciones de la barrera intestinal, proporciona nutrientes, afecta al sistema inmunológico y regula nuestro metabolismo. Ya se la empieza a considerar como un órgano endocrino más.

Aunque aún sabemos muy poco realmente sobre los mecanismos de acción de nuestra microbiota, ya se empieza a saber que cambios en su composición están muy relacionados con nuestra salud.

Nuestro entorno moderno altera esa relación de simbiosis entre nosotros y nuestra microbiota, provocando disbiosis (alteración de los tipos y cantidades que nuestro cuerpo espera), sobrecrecimiento bacteriano fuera del colon o permeabilidad intestinal, con todas las posibles consecuencias negativas sobre nuestra salud que hemos comentado.

Tenemos todo un ecosistema en nuestro intestino, se podría decir. Si sobrealimentamos a alguna especie o modificamos el entorno a su favor, perjudicando a otras, esta proliferará en detrimento de las demás, lo que podrá causar alteraciones más o menos graves en el ecosistema.

Hay diversos factores que influyen en la composición de nuestra microbiota intestinal, algunos genéticos propios de nuestra especie en su conjunto, otros particulares propios de cada individuo, y otros muchos factores que tienen que ver con nuestro estilo de vida, como son el embarazo, el tipo de nacimiento, la lactancia materna, el exceso de higiene, la edad, los antibióticos o el exceso de medicamentos, la exposición a tóxicos, infecciones, el estrés, la alimentación o el ejercicio físico.

(Fuente: Gut Microbiota Modification: Another Piece in the Puzzle of the Benefits of Physical Exercise in Health?)

Aquí es donde queríamos llegar: tener una microbiota saludable depende, entre otros factores, de nuestra actividad física. El sedentarismo la perjudica, pero también el exceso de ejercicio físico.

Este parece ser uno de los mecanismos a través de los cuales el ejercicio físico mejora nuestra salud, nos previene de muchas enfermedades y nos ayuda en el tratamiento y recuperación de muchas patologías, al ayudarnos a mantener una microbiota saludable.

Si tenéis curiosidad por leer más al respecto, os dejamos unos enlaces muy interesantes con muy buena información:

Salud intestinal: conoce tu microbiota y a sus enemigos, de Fitness Revolucionario.

Microbiota intestinal: nuestros aliados microscópicos, de Cocina tu Salud.

Y también os dejamos algunos artículos científicos al respecto, solo para los muy interesados en conocer el tema en mayor profundidad:

Exercise Modifies the Gut Microbiota with Positive Health Effects.

Exercise and immune system as modulators of intestinal microbiome: implications for the gut-muscle axis hypothesis.

Gut Microbiota Modification: Another Piece in the Puzzle of the Benefits of Physical Exercise in Health?

Exercise has the guts: How physical activity may positively modulate gut microbiota in chronic and immune-based diseases.

Precisamente de esta última publicación científica es la infografía que compartimos en la portada de este artículo de nuestro blog, donde se señala que el ejercicio físico involucra respuestas neuroendocrinas que afectan a la microbiota.

Los mecanismos son biológicamente complejos, pero nos quedamos con lo importante y con lo que podemos aplicar para mejorar y preservar nuestra salud desde ya: el ejercicio físico puede inducir cambios en la composición de la microbiota intestinal independientemente de la dieta y otros factores como la obesidad o la toma de antibióticos.

El ejercicio puede aumentar el número de especies microbianas beneficiosas y enriquecer la diversidad de la microbiota. Todos estos efectos son beneficiosos para nosotros, mejorando nuestra salud.

No solo todo nuestro cuerpo espera que nos movamos para poder funcionar óptimamente en términos de salud, también lo esperan los millones de microorganismos que nos habitan. Si nosotros nos portamos bien con ellos, dándoles una buena alimentación y la actividad física adecuada, entre otros factores, ellos se portarán igualmente bien con nosotros.