Es que ya tengo una edad y por eso no puedo. ¿Cuántas veces habremos escuchado eso, incluso a gente de apenas 30 años que ya no puede subir por escaleras tres pisos sin experimentar sensación de ahogo?
Nuestro entorno extremadamente sedentario nos lleva a confundir los efectos de la edad, de hacernos mayores, con los efectos del sedentarismo mantenido durante años. Así, muchos piensan que ya no pueden hacer tal o cual cosa que podían hacer de niños debido a que ya tienen una edad, cuando en realidad en muchas ocasiones ya no pueden hacerla simplemente porque han dejado de hacerla.
Confundimos efectos de años de sedentarismo prolongado con ciertos efectos del envejecimiento. Obviamente el envejecimiento conlleva unos efectos o consecuencias relacionadas con la edad, pero estas pueden ser muy distintas en una persona activa físicamente o en una persona sedentaria.
Como dicen los autores de un estudio publicado en este artículo de la BBC, «¿Puede el ejercicio revertir el proceso de envejecimiento?», cuyas reflexiones y conclusiones compartimos, “a menudo confundimos los efectos de la inactividad con el proceso de envejecimiento en sí, y creemos que ciertas enfermedades son simplemente el resultado de envejecer.
En realidad, nuestros estilos de vida sedentarios modernos simplemente han acelerado nuestro declive subyacente relacionado con la edad. Esto contribuye a la aparición de enfermedades como la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer”.
Los problemas de salud derivados de la inactividad física van mucho más allá de la pérdida de masa muscular e incapacidad o dependencia física. Como ya comentamos en un artículo anterior de nuestro blog, El sedentarismo es una enfermedad, ningún órgano de nuestro cuerpo funciona debidamente si no nos movemos.
En el artículo se preguntan si el ejercicio físico puede frenar o revertir los efectos del envejecimiento, como puede hacer pensar el hecho de que las personas mayores físicamente activas gozan de un mejor estado de salud que las sedentarias.
Pero, en realidad, concluyen, estas personas mayores activas son justamente como deberían ser; nuestros cuerpos, heredados de nuestros ancestros cazadores-recolectores, están diseñados para ser físicamente activos.
Desde esta perspectiva, no sería tanto que el ejercicio físico frenara los efectos del envejecimiento, sino que el sedentarismo los aceleraría.
Para hacerse una idea de lo que es físicamente posible alcanzable conforme se envejece, analizan el rendimiento de atletas veteranos, como es el caso de Irene Obrera, la mujer que aparece en las fotografías con la que encabezamos este artículo, que a sus 85 años de juventud sigue batiendo récords en su franja de edad en distintas modalidades de atletismo.
Analizando el rendimiento y los récords mundiales de los atletas de distintas franjas de edad en la prueba de 100 metros, una prueba que requiere de toda la explosividad y fuerza muscular de un esfuerzo de máxima intensidad, el rendimiento va decreciendo conforme más mayores son los atletas, pero esta disminución no se acelera rápidamente hasta llegar a la franja de los 70 años de edad. Aun así, incluso a los 80 años la marca es increíble.
Muchos de nosotros, pues, simplemente no somos lo suficientemente activos.
El ejercicio no solo ayuda a prevenir la aparición de muchas enfermedades, sino que también puede ayudar a curar o aliviar otras, mejorando nuestra calidad de vida.
En el mundo actual, nuestra esperanza de vida promedio ha aumentado significativamente, pero no así nuestro período de vida saludable, el período de vida que podemos disfrutar libres de enfermedades.
A este respecto, según un estudio realizado en Inglaterra, muchos de los que se beneficien de los aumentos proyectados de la esperanza de vida para 2035 pasarán sus años adicionales con cuatro enfermedades o más.
¿Es esta la vida que queremos? ¿Es así como queremos llegar a mayores, como queremos vivir más años?
Como dice el artículo, el ejercicio físico puede hacer cosas por nuestra salud que la medicina no puede.
Para obtener todos los beneficios habría que empezar a hacer ejercicio desde la adolescencia, pero, si no se empezó entonces, empezar a cualquier edad nos reportará grandes beneficios.
La actividad física es una de las piedras angulares de una vida saludable.
No necesitamos convertirnos en atletas de élite en nuestros años avanzados para tener una salud óptima, pero sí necesitamos practicar ejercicio y actividad física a cualquier edad para ello.
Como dicen en el estudio, hacer ejercicio físico de forma regular es más efectivo que cualquier medicamento inventado para prevenir las condiciones que enfrentan las personas mayores.
En nuestras manos está el decidir cómo queremos vivir hoy y cómo queremos ir haciéndonos mayores.