¿El ejercicio y la actividad física nos benefician solamente a nivel muscular, de mejora de las capacidades físicas o de mejoras en la composición corporal (ratio masa grasa-masa muscular)? Pues no, sus beneficios van mucho más allá, llegan a cada órgano de nuestro cuerpo, también hasta nuestro cerebro.
Nos han hecho creer que tenemos un cuerpo y una mente que van cada uno por su lado, cada uno a lo suyo sin tener que ver prácticamente el uno con la otra. Sin embargo, ningún órgano del cuerpo funciona de manera aislada, todos interactúan entre sí en mayor o menor medida. Y precisamente las neuronas hacen sinapsis entre sí o con un músculo, nada más, existe una relación y comunicación directa músculo-cerebro a través del sistema nervioso central, una auténtica conexión neuro-muscular, toda una autopista.
Como señala la doctora Ximena Valdés, médico cirujano, el cerebro aprende a través del movimiento, cada vez que el cuerpo se mueve se generan circuitos neurológicos que permiten aprender.
Así, para tener un cerebro en forma debemos tener un cuerpo en forma.
Además, todo nuestro cuerpo ha evolucionado sometido a los mismos estímulos y retos de adaptación. Lo que beneficia a nuestro cuerpo de forma global beneficia a cada uno de sus órganos.
A lo largo de nuestra evolución hemos tenido que resolver problemas y situaciones en un entorno muy variado y a través del movimiento siempre, es ese movimiento el que nos ha permitido modificar el entorno e interactuar con el mundo.
Son estas condiciones las que han configurado todo nuestro cuerpo, también nuestra mente.
Tenemos un cerebro principalmente para movernos, para realizar movimientos adaptativos y complejos, como señala el nuerocientífico Daniel Wolpert en una interesantísima charla de TED Talk, donde también indica que el movimiento es la función más importante del cerebro.
Los científicos empiezan a analizar y comprender ahora cómo el ejercicio y la actividad física contribuyen a mejorar distintas capacidades de nuestro cerebro. O como el sedentarismo las empeora, dos caras de la misma moneda.
Y, por lo que se se sabe hasta ahora, distintos tipos de ejercicio físico producen distintos beneficios sobre nuestro cerebro.
Como señala la infografía que compartimos, sacada de este artículo, 5 tipos de ejercicios físicos diferentes que afectan al cerebro en diferentes formas:
1. ➡️ Levantar pesas afecta a la corteza prefontal, mejora la función ejecutiva y la memoria asociativa, ayuda a mejorar los pensamientos complejos, la resolución de problemas, el razonamiento y la multitarea.
2. ➡️ El ejercicio aeróbico aumenta el tamaño del hipocampo y mejora la memoria y podría ayudar a prevenir el Alzheimer y otros tipos de demencia. También mejora la memoria verbal y la memoria a largo plazo.
✔️ El entrenamiento aeróbico y el de fuerza combinados producen mayores mejoras en la función ejecutiva y mejoran la memoria espacial, la capacidad de recordar el entorno.
3. ➡️ Practicar habilidades deportivas también mejora la corteza prefontal, como el entrenamiento de fuerza, pero, además, también afecta a otras partes del cerebro, como los ganglios basales y el cerebelo, lo que produce beneficios sobre la atención, la capacidad de cambiar de tareas, la inhibición o el procesamiento del espacio visual.
✔️ Los ganglios basales son un grupo de estructuras importantes para el movimiento y el comportamiento dirigido hacia el objetivo (convertir los pensamientos en acciones).
✔️ Solo un par de horas de actividad del tipo que a menudo disfrutamos durante la infancia, como trepar a los árboles, arrastrarse a lo largo de una viga o correr descalzo, tiene un efecto dramático en la memoria de trabajo. Esta es la capacidad de aferrar información y manipularla en nuestras mentes al mismo tiempo. Prioriza y procesa la información, lo que nos permite ignorar lo que es irrelevante y trabajar con lo que es importante.
✔️ El cerebelo está involucrado en la coordinación del movimiento, pero ahora se reconoce que también tiene un papel en la atención. La práctica de movimientos complicados activa el cerebelo y, al trabajar junto con el lóbulo frontal, puede mejorar la atención en el proceso.
4. ➡️ El yoga afecta al lóbulo frontal, la amígdala y la ínsula, lo que nos ayuda a integrar pensamientos y emociones y a reducir el miedo y la ansiedad.
5. ➡️ El entrenamiento de intervalos de alta intensidad (HIIT) afecta al hipotálamo y regula el hambre, los antojos y las adiciones.
Esto es parte de lo que se sabe científicamente a día de hoy de cómo distintos tipos de ejercicios afectan o benefician a distintas partes del cerebro, pero todavía no sabemos todo sobre las múltiples maneras en que cerebro y músculos, mente y movimiento, están estrechamente interconectados.
Como decimos, tenemos un cerebro fundamentalmente para movernos, y para movernos de muy diversas formas, a distintas intensidades y en entornos variados.
El sedentarismo perjudica la salud y la actividad de nuestro cerebro, ya lo sabemos, pero también nos perjudica, en cierto modo, movernos siempre repitiendo los mismos patrones de movimiento, con ejercicios repetitivos o trabajando una única capacidad física.
Todo nuestro cuerpo, y esto incluye a nuestro cerebro, espera que nos movamos de forma muy variada para poder funcionar óptimamente, espera que no limitemos nuestra capacidad de movimiento, espera que nos movamos como humanos. La falta de movilidad limita la capacidad cerebral siempre.
Limitar nuestro movimiento es limitar nuestro pensamiento.